Lo se. Estabais impacientes por conocer el final de la historia. ¿Me cargué el cuenco? ¿Consegui terminarlo? ¿ os voy a invitar a sopa de miso?
No. Si, Me lo pensaré.
Y el que no estuviera impaciente por conocer el final de esta trepidante historia, seguro que no leyó el post anterior de este Chawan.
En nuestra segundo día de curro en Dollagui estuvimos con Saul, que nos gusta probar todos los profes. Catacaldos, nos llamaría mi abuela.
Con nuestro cuento ya bizcochado (me encanta esa palabra) es decir, ya sequito y como una primera cocción; nos tocaba esmaltar.
La capa de esmaltado impermiabilizará la pieza y le dará ese acabado brillante. Había que hacerlo bien, una cosa es que tu cuenco nos ea muy agraciado y otra mucho peor que la sopa supure ,
El proceso consiste en sumergir la pieza en la mezcla del esmalte y girarla para que se extienda , con cuidado de no formar goterones . Todo ello con mucho sin rozar el borde del cuenco,asi será suave y liso ; que allí se ponen los labios.
Por supuesto plante el dedazo en el borde, pero para eso va una a clase, para que los profes le arreglen estas cosillas.
Y este fue resultado final, ya pasado por el horno. ¿Qué os parece?
P.D: Raquel y Paloma ( mis compañeras de aventuras alfareras) me acaban de enviar fotos de sus cuencos para que los veais.
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