Hay una cuota de libros que los debe elegir el destino. Es ineludible. Te acercas a ellos por puro capricho, un titulo resultón, una portada adecuada y Zas! te han cazado.
Yo paseaba por Barcelona (esta historia ya os la he contado) y necesitaba un libro para la vuelta en tren. Sí, me había fulminado el que llevaba en un ratito que me dejaron tomando un te sin supervisión, pero eso ya lo he contado.Al salir de mi bubble tea, me tropecé con la central ( a esa librería y a mi siempre nos junta el destino, como a los amantes en las pelis francesas).
No lo pude resistir, entre y pedí el último libro de Banaba Yoshimoto. (Habrá que dedicarle un post a Banana que es una de mis escritoras favoritas, pero eso ya otro día) Resulta que en Barna debe haber muchos fans de la señorita Yoshimoto porque estaba agotado. Y allí esta el. Una carpa llamada horror Vacui. Y me la tuve que llevar, porque era una novela negra sobre tatuajes, pero sobre todo porque tenia muchas carpas su portada. El libro me ha encantado pero si hubiera sido un truño envuelto en carpa yo hubiera picado el anzuelo igual.
¿Y esta fascinación por las carpas? Porque estos peces son el símbolo del poder de la fuerza de voluntad. Según una leyenda japonesa, los dragones son las carpas que consiguieron remontar la cascada, y por eso me encantan.
Como no todo pueden ser muñecas ( y guerreros) este año empecé a doblar peces Koi, para unir mi pasión matemática por las teselaciones y mi debilidad por las carpas. Pero una vez terminado el origami no me convencía, le faltaba algo imprescindible: el coletazo.
Así que las sometí a un proceso de Spa, para darles un poco de forma. La verdad, con las pinzas en las orejas parece que te mirán con pena, pero como mi abuela decía «para presumir hay que sufrir» No tengo claro si las carpas estaban de acuerdo con mi abuela pero mirad que guapetonas quedan cuando dan coletazos:
El paso final es colocarlas en un lienzo o un shikishi japonés, para poder lucirlas.
Otro día os contaré la historia de mi carpa que se fue a vivir a Japón a un altar personal, pero eso ya será en otra entrada, que esta ya es muy larga.
Cada vez que veo una de tus carpas me emociono total. Es increible el estilazo que les haces marcar despues de la sesión de spa. Sufren y lucen. Mucho. Tan ricamente.
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