Ya os conté lo bien que lo pasé en el tren romantico de sagano , pues esta es la historia de como me empeñe en pintar una de las fotos que hice allí como un sumi-e
La historia no empieza bien, con esto de andar todos los días a la carrera de un lado a otro , me olvidé el carpetón de dibujo en un tren. Con las acuarelas japonesas , el dibujo a la mitad y mi bicho palo.
Descansen en paz porque no aparecieron, y si queréis maldecir a vuestros enemigos deseadles que tengan que lidiar con la oficina de objetos perdidos de Atocha.
Pero una buena amiga volvió a Japón y me trajo como regalo una nueva caja de acuarelas japonesas. Decidí volver a empezar con ellas lo que deje a la mitad. El mismo bosque. Otra vez.
Ha costado, pero al fin lo acabe, y os dejo el resumen del proceso

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Hermoso blog!!!
Todo bello e interesante!
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Gracias 🙂
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